Ayer escribí sobre lo fatalistas que podemos ser los adolescentes en las relaciones. Hoy, después de que en un segundo todo en lo que yo había apostado se venga abajo, estoy orgullosa de mi misma por mi reacción.
Lo que paso ya paso. Borrón y cuenta nueva.
Complementaste la cara de ángel del Fernet con lo único de lo que solo yo en este mundo no te creía capaz.
La cabeza se me explota, pensar y llorar no son un buen combo. Es que no puedo evitarlo, me decepcionó.
¡Y hay que decepcionarme a mi!Porque cuando tengo una definición de alguien en mi mente es complicado que la cambie. Toda mi inocencia junta ahí se demuestra.
Se demuestra cuando hablaba de vos, de lo hermoso que resultabas ante mis ojos, de lo armoniosas que resultaban tus caricias o de la sonrisa que se me dibujaba cuando sonreías.
Hice todo, di todo. No hablo de perfección de personalidad.Hablo de actuar por amor -por lo que yo con quince años entiendo por amor-. De RESPETO desde el primer día que dije SI a uno y todo lo que eso implica. De LIBERTAD, porque ni eras mi única responsabilidad ni yo la tuya ¡Y siempre lo respete!.
No se como sigue esto y tampoco me importa.
Odio cada segundo en que te di algo mas. Odio haber pensado que seria para siempre.Odio ser frágil como el cristal ante tus besos. Mas odio cada una de tu lista de decepciones, tus ignorancias, tus mensajes, tus infidelidades, tus mentiras. Odio que siempre sea por vos, porque si algo fuiste fue ser sincero, que se me vino el mundo abajo. Odio que tengas la familia mas linda que conocí, que tengan toda la paz que nunca vi. Odio haber creído en nosotros.
Te amo.
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